
¿Alguna vez te ha pasado que has salido de la consulta del médico con la impresión de que no ha entendido en absoluto el motivo por el que has acudido a él? O quizás no has sido tú realmente el que ha decidido acudir a la consulta, sino que te han forzado a hacerlo. Seguramente te habrá causado rechazo, habrás dejado el tratamiento a la mitad, o habrás buscado a otra persona que te pueda ayudar.
Actualmente sabemos que tener en cuenta la motivación y expectativas del paciente es esencial para que se tomen las decisiones clínicas correctas, el tratamiento sea exitoso, y el paciente acabe satisfecho (Tringale, M et al., 2022), aunque desgraciadamente hay muchas ocasiones en las que los profesionales de la salud no lo tienen en cuenta, o no lo ponen adecuadamente en práctica (olde Hartman, T. C et al., 2011). De hecho, esto ocurre con mayor frecuencia en las consultas de especialista (Singh Ospina, N et al., 2019); ¿Puede ser que, ante una mayor sensación de conocimiento y control sobre el problema, tengamos menos en cuenta a la persona que realmente tenemos que ayudar?
De hecho, el paciente normalmente busca ayuda en función de sus expectativas sobre la capacidad del terapeuta de satisfacer sus motivos principales (Farr, J et al., 2021). Y, por lo tanto, su satisfacción final depende de la capacidad real que haya tenido el profesional de satisfacerlos (Sørum, S et al., 2025). Estos motivos pueden ser internos (p.ej: la experiencia de dolor fuerte me lleva a querer solucionar mi problema de salud), o externos (p. ej: desde que ya no puedo trabajar no me siento validado por mi entorno social, por lo que quiero volver a poder trabajar).
Una de las teorías que más ha estudiado el impacto de la motivación en los resultados de intervenciones en salud, es la Teoría de la Autodeterminación (TA). Esta teoría distingue entre motivación autónoma, que agrupa las regulaciones en las que la persona elige genuinamente y valora la conducta a realizar; y la motivación controlada, donde se agrupan las regulaciones guiadas por presión externa (recompensas/castigos, exigencias) o interna (culpa, vergüenza, autoexigencia). Toda la investigación apunta a lo mismo; las formas de motivación autónoma son más beneficiosas que las formas de motivación controlada para el mantenimiento a largo plazo de las conductas de salud deseadas (Ntoumanis N et al., 2021). Además, hay tres necesidades psicológicas que deben ser satisfechas: autonomía (sentir capacidad de elección sobre las decisiones del propio tratamiento), competencia (tener autoconfianza y autoeficacia respecto a las conductas requeridas para el cambio) y relación o vinculación (sentirse cercano a su terapeuta y comprendido por él). Tener cubiertas estas necesidades puede facilitar una motivación más autónoma y, en consecuencia, el mantenimiento a largo plazo de las conductas de salud (Eigeland JA et al., 2025).
En línea con la TA, se ha propuesto la entrevista motivacional (EM) como un buen método a la hora de acompañar a los pacientes en la adopción de conductas beneficiosas para la salud (Bischof G et al., 2021). Según el marco teórico de la EM, las personas con conductas poco saludables no están desmotivadas para cambiar, sino que su conducta problemática entra en conflicto, al menos en parte, con su autoconcepto, sus valores, o sus metas, pudiendo tener razones para no cambiar. Si esta ambivalencia no se reconoce, el consejo médico es percibido por los pacientes como un ataque a su libertad de elección y suele conducir a su incumplimiento. La EM aborda la ambivalencia sin presionar, reduciendo la reactancia y favoreciendo la motivación autónoma frente a la motivación controlada. Al alinear el diálogo con las necesidades de la TA (autonomía, competencia, y relación con el terapeuta), se evocan razones propias del paciente para cambiar, en lugar de imponerlas. La EM no fuerza decisiones, sino que acompaña el proceso de resolución de ambivalencias, lo que mejora la adherencia y sostiene cambios a largo plazo (Bischof G et al., 2021).
En base a todo lo que sabemos gracias a la investigación, que hemos resumido de forma muy breve en esta entrada, desde UMSS os invitamos a tener en cuenta los siguientes puntos en tu próxima consulta.
Si vas como paciente:
- Llega con tus objetivos claros y dilos al comienzo. Comunícalos siempre con respeto, pero es importante que el terapeuta conozca tus expectativas y motivos para acudir a consulta.
- Pide decisiones compartidas y opciones que encajen contigo: ¿Qué alternativas hay para alcanzar mis objetivos?
Si eres el terapeuta:
- Empieza la consulta preguntando al paciente por sus motivos para venir a consulta y lo que espera lograr. Déjale hablar sin interrumpir y negocia prioridades si el tiempo no alcanza. Documente “motivos/expectativas/metas” en la historia.
- Comunícate de forma respetuosa y comprensiva. Valida sus perspectivas y ofrece las posibles opciones. Explica el porqué de cada opción y evita lenguaje controlador (“debe/porque sí”). Busca ajustarte con los valores y motivos del paciente.
- Usa la EM para manejar la ambivalencia y evocar y reforzar los motivos del paciente. Utiliza escalas numéricas de importancia/confianza (0–10) y pasos pequeños acordes a la competencia percibida.
- Convierte los motivos en un plan operativo y seguimiento. Traduce metas del paciente en marcadores de progreso (p. ej., “caminar 15’ sin aumento de síntomas en 24 h”, “volver al trabajo parcial”), y cierra con “teach-back” (“¿cómo explicaría lo que hemos hablado en casa?”).
BIBLIOGRAFÍA:
1. Tringale M, Stephen G, Boylan A-M, Heneghan C. Integrating patient values and preferences in healthcare: a systematic review of qualitative evidence. BMJ Open [Internet]. 2022;12(11):e067268. Available from: http://dx.doi.org/10.1136/bmjopen-2022-067268
2. olde Hartman TC, van Ravesteijn H, Lucassen P, van Boven K, van Weel-Baumgarten E, van Weel C. Why the “reason for encounter” should be incorporated in the analysis of outcome of care. Br J Gen Pract [Internet]. 2011;61(593):e839-41. Available from: http://dx.doi.org/10.3399/bjgp11x613269
3. Singh Ospina N, Phillips KA, Rodriguez-Gutierrez R, Castaneda-Guarderas A, Gionfriddo MR, Branda ME, et al. Eliciting the patient’s agenda- secondary analysis of recorded clinical encounters. J Gen Intern Med [Internet]. 2019;34(1):36–40. Available from: http://dx.doi.org/10.1007/s11606-018-4540-5
4. Farr J, Surtees ADR, Richardson H, Michail M. Exploring the processes involved in seeking help from a general practitioner for young people who have been at risk of suicide. Int J Environ Res Public Health [Internet]. 2021;18(4):2120. Available from: http://dx.doi.org/10.3390/ijerph18042120
5. Sørum S, Lockertsen V, Rivenes Lafontan S. Patient experiences of seeking specialized mental health care in Norway: A qualitative study. J Prim Care Community Health [Internet]. 2025;16(21501319251350601):21501319251350601. Available from: http://dx.doi.org/10.1177/21501319251350601
6. Ntoumanis N, Ng JYY, Prestwich A, Quested E, Hancox JE, Thøgersen-Ntoumani C, et al. A meta-analysis of self-determination theory-informed intervention studies in the health domain: effects on motivation, health behavior, physical, and psychological health. Health Psychol Rev [Internet]. 2021;15(2):214–44. Available from: http://dx.doi.org/10.1080/17437199.2020.1718529
7. Eigeland JA, Moffitt RL, Sheeran N, Loxton N, Jones L. Modelling the associations between the physician-patient relationship and patient outcomes via self-Determination Theory variables in chronic disease management. Int J Behav Med [Internet]. 2025; Available from: http://dx.doi.org/10.1007/s12529-025-10371-0
8. Bischof G, Bischof A, Rumpf H-J. Motivational interviewing: An evidence-based approach for use in medical practice. Dtsch Arztebl Int [Internet]. 2021;118(7):109–15. Available from: http://dx.doi.org/10.3238/arztebl.m2021.0014